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EL VENENO DE LA SERPIENTEANÁLISIS Y
REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO
SEXTA PARTE
LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE
CRISTO
33. Si alguien ha acumulado
bienes de fortuna por medios injustos, dichos bienes no deben servir para
beneficio de los templos, los conventos, los frailes o las monjas, sino que
deben ser destinados a personas indigentes, o sea, necesitadas.
Es por tanto evidente que la Justicia es cosa de
Dios, y creo que fue su Hij0, es decir, Padre e Hijo, quienes dijeron que
muchos se sentarán en el reino de Dios mientras otros que se creían tener
asegurado su sitio en la Mesa del Cielo serán expulsados. Pues los hijos del
mundo son más listos que los hijos de la Fe. Dicho esto, comencemos.
Lo primero es que toda riqueza que procede del crimen
es un delito delante del Tribunal de Dios. A Dios no se le soborna. Dios no se
deja comprar. Al contrario, quien lo intenta o cree que puede, profundiza en su
delito. Así que lo primero que se debe hacer es no buscar la riqueza por medio
ilícitos en los que la sangre y el delito sean sus raíces. Matar con
una mano y querer ser absuelto por la otra mientras la mano sangrienta
permanece en su curso es imperdonable delante de Dios.
No fue absuelto de sus crímenes San Pablo sino porque
la mano criminal dejó su tarea homicida y se puso al servicio de la
Vida. Creer que se puede seguir matando y al mismo tiempo sirviendo a Dios no
es propio de los Santos, es cosa de bestias. Y las bestias no tienen parte en
la Mesa de Dios, porque en ésta sólo se sienta la Creación a la Imagen y
Semejanza del Hijo de Dios, el Modelo Sempiterno desde el que toda
Imagen adquiere su existencia. Y no creemos que esa conducta, con una mano me
condeno y con la otra me salvo, fuese lo que vimos en ese Hijo.
Observamos que esta conducta fue la propia del Templo
Antiguo, en el que el homicidio premeditado se pagaba por adelantado y con el
sacrificio de un animal el verdugo se pagaba la absolución. La perfección
maligna de ese sistema causó que Dios abominase del Templo de Salomón y
ordenase la destrucción del Sacerdocio aaronita.
Luego venir diciendo que es absuelto de
sus delitos quienes con una mano se enriquecen mediante el crimen y el delito
en tanto que dejen a favor de los pobres el fruto de su conducta malvada es sin
duda alguna restaurar en sus funciones el Templo Antiguo. La Reforma niega a
Cristo y resucita a Aarón.
La Santidad basa su Principio en el Nacimiento del
Espíritu de Cristo en el hombre.
En verdad comete un crimen inmundo quien habiendo
sido engendrados para mantener en vida el Modelo a cuya Imagen y Semejanza
debemos todos ser edificados, haciendo lo contrario de lo que se debe se
convierte en escándalo de muchos. “Por vuestra culpa es blasfemada la Gloria de
Dios”, y no se entiende que quien así hace crea que podrá sentarse en la Mesa
del Paraíso, lo mismo sacerdote que hijo de Dios, pues toda la Creación entera,
sin excepción entre unos y otros, ni por origen ni por Oficio, estamos sujetos
a la Ley Universal del Espíritu Creador por el que todos, sin excepción, somos
Ciudadanos del Reino de su Hijo, y como tales Ciudadanos vivimos a la luz de la
misma Justicia y Ley.
Querer ser la excepción a esta Ley fue la Causa de la
rebelión de la casa de los hijos de Dios liderada por Satán, sobre los cuales
dijo Moisés: “Generación de hijos rebeldes…”
La Justicia de Dios no se compra ni se vende. Los
muchos crímenes no pueden ser absueltos por Cristo en base a treinta monedas de
plata. Y no porque Cristo no tenga el Poder, sino porque su Espíritu es el de
Dios y Dios ha hecho de su Verbo la Ley.
Únicamente abandonando el camino del delito y el
crimen como medio de conseguir riquezas puede el hombre presentarse delante de
su Juez confiando en alcanzar la Gracia del Perdón. Y mientras se
permanece en el delito, querer buscar la Gracia mediante el ofrecimiento del
fruto de la sangre, sea al templo o a los pobres, como sugiere el autor de esta
Tesis, no salva al delincuente de su condenación.
Esta salvación, que la Reforma levanta, niega el
Nuevo Templo y Restaura el Templo Antiguo.
Otra cosa será que en base a la maldad de unos
siervos que eligieron el camino de Judas al de los Discípulos en base a la
participación en esa conducta maligna se sirviere la Reforma una causa bellis para
levantarse en Rebelión contra quien conociendo las Negaciones de Pedro bendijo
la Elección de Dios. Bendición que ese Hijo ya anunció al decir que
su Padre era mayor que Él.
Contrariamente a esta Declaración, los Reformadores
se levantaron para declararse Superiores al Hijo de Dios. ¿A quién
le extraña, pues, que de esa semilla naciera el Nazismo?
La Doctrina Divina dice que únicamente abandonando el camino del delito
puede el hombre reconciliarse con su Creador y presentarse delante del Tribunal
de su Hijo con la esperanza de recibir la Gracia de la Absolución Final.
Lo que le conviene por tanto a ese hombre que ganó sus riquezas de forma
ilícita es ganarse el perdón haciendo de esa riqueza la llave a su silla en la
Mesa del Paraíso, o sea, haciéndola en vida llover sobre quienes tienen
necesidad de quien les proteja frente a quienes siendo lo que él fue no tienen
intención de acogerse a la Gracia de la Fe.
Ahora bien es evidente que quien premeditadamente se entrega a este
camino se condena a sí mismo, pues querer usar la Gracia de Dios para sembrar
el mundo de sangre y desolación en las almas no es propio de
Cristo. Y precisamente es esta puerta de hipocresía maligna la que abre la
Reforma, o como diría su primer apóstol: “!Peca,
mata, asesina, roba, viola, y viola incluso a la madre de Dios, porque la
Sangre de Cristo lava todos tus delitos y crímenes”. Si esto vine de Dios o del
Diablo que cada cual lo defina.
Yo sólo sé, porque en su espíritu de Inteligencia me ha
engendrado quien me ha concebido para Dios, que sobre los tales pesa
la Condenación escrita para Satán. Quien premeditadamente busca las riquezas
ilícitas la esperanza puesta en que comprará su Juicio haciendo
revertir parte en los pobres, o en el Templo, es objeto de Condenación delante
de Dios. Y como todos sabemos, el Hijo hace lo que el Padre le muestra, y lo
que el Padre le ha mostrado es lo que El hace. Como Dios es Incorruptible, así
su Hijo. ¿A quién le extraña pues que la nación de Suiza, fundada sobre este
evangelio maligno, se haya convertido en la tesorería de la riqueza establecida
sobre el Crimen y el Delito? Pues que vive de la Sangre Inocente, esa Sangre
Inocente se levantará en el Juicio para condenar a la nación establecida sobre
ese fundamento maligno.
55. Quien diga que al
hombre arrepentido no le es perdonado este o aquel pecado; quien tal cosa diga
no obra en lugar de Dios ni de Pedro, sino de Satanás.
El
arrepentimiento que no pide la Gracia de Cristo, es decir del Perdón
de Dios, que sólo Dios puede ofrecer, al no recibir la Gracia de la Absolución
Divina, la sola que libera al alma de los frutos del delito, no puede operar la
resurrección del hombre al que mató el delito. Por lo tanto, yo, hijo de Dios,
afirmo, contra este apóstol de Satanás, que el Arrepentimiento que no se
confirma en el Perdón de Cristo, que vive en el Templo de su
Esposa, queda expuesto a Juicio. Porque quien no acepta
ni quiere el Perdón de Cristo en la Tierra no puede esperar la
Gracia de la Absolución Eterna delante del Juez que como hombre rechazó.
El
Arrepentimiento es la Llamada de Dios al Templo, donde vive Cristo, para
recibir su Perdón, gratuitamente, en razón del Poder que le dio Dios a su
Siervo, el Nuevo Sacerdocio instaurado por el mismo Jesús, su Sumo Pontífice
Universal Sempiterno, quien siendo la Iglesia su Cuerpo, toda Ella participa de
su Poder, concedido por Dios a Él, su Esposo y Señor.
Sin el
Arrepentimiento la Gracia es semilla que cae en tierra estéril, ciertamente.
Pues quien busca el Perdón de Cristo sin arrepentirse de su delito descubre
ante Dios que permanecerá en su comportamiento, y por la constancia en su
delito se hace abominable a su Justicia, de manera que engañando al Siervo no
engaña a su Señor, que será quien le juzgará finalmente, y ante Su Presencia
deberá responder de la constancia en el delito.
Al Siervo de Cristo le corresponde administrar su Gracia. Es a su Señor
a quien Dios ha investido de su Gloria poniendo en sus Manos el Señorío sobre
toda su Creación. Sin embargo, Dios no ha creado al Diablo, ergo: los siervos
del Sembrador Maligno no son su Creación. De no caer de rodillas ante Cristo
todo hombre se expone a la Condenación de “esa generación de hijos
rebeldes” de la que habló Moisés, y nosotros sabemos que fueron hijos de Dios,
Satán su Jefe, quienes creyendo que podrían poner de rodillas a Dios en base a
su Amor de Padre, fueron imitados por sus discípulos de la Reforma, quienes,
ganados para el Infierno, creyeron que podrían poner de rodillas a Cristo en
base al Conocimiento de ser Jesús el Hijo de Dios.
La Lógica de la Reforma fue maligna porque tomándole al Hijo la Palabra,
cuando dice que “el que cree en Él no es juzgado sino que pasa a la
vida eterna”, ellos le cogieron la palabra y predicaron que independientemente
de los crímenes y genocidios y guerras fratricidas libre y voluntariamente
acometidas, mientras se confiese que Jesús es el Señor anulan el Poder de Dios
para juzgar al Mundo. Esta Lógica fue la que condujo a aquella generación de
hijos rebeldes, “no de esta creación” como dijo luego San Pablo, a declararle
la Guerra a Dios en la creencia que el Amor del Padre por sus hijos anularía en
Dios su Justicia.
De nada vale el arrepentimiento, entonces, si no es confirmado por el
Sacerdote de Cristo, que vive en el Templo de su Esposa. El Arrepentimiento sin
la Gracia del Perdón, que llueve sobre el alma la Reconciliación con Dios, su Creador,
no da el fruto del Amor por el que la Vida eterna entra en el ser y le levanta
la cabeza delante de su Rey Divino.
Esta Verdad Eterna la prueba la alta criminalidad que los
Reformadores pusieron en acto, el fruto de cuya doctrina fue el Diluvio de
Sangre que cayó sobre las naciones de Europa.
Concluyendo, el Arrepentimiento no conduce a la Vida eterna
si no recibe la Gracia del Perdón de Cristo. El hombre no puede
perdonarse a sí mismo ni perdonar a sus semejantes en lo que atañe a la vida
eterna. El hombre no es el Señor de la vida eterna, es Jesucristo, a quien Dios
ha sentado como Rey Todopoderoso en el Trono de su Reino
56. Quien solamente por
dinero perdone ciertos pecados hace causa común con Simón y Balaam y es un verdadero
apóstol del diablo.
La blasfemia en esta tesis es manifiesta. “Gratis lo recibís, dadlo
gratuitamente”. El Perdón de Cristo es ofrecido gratuitamente por
sus sacerdotes.
Al Primero de todos los Sacerdotes del Nuevo Templo, Jesús, lo vemos
perdonando los pecados sin pedir nada a cambio excepto aquel “Vete y No peques
más”. Ya vemos que acorde a la perversión de la Ley del Templo Antiguo, quien
acababa de pagar su absolución por un delito cometido con la sangre de un
cordero apenas el sacrificio consumado le pagaba al sacerdote la compra de otro
cordero a fin de absolverse del próximo delito. Esta abominación es la que Dios
anunció que echaría abajo y fue la abominación contra la que su Hijo se levantó
y le puso fin.
La Santidad no está en perdonar la multitud del pecado sino en que se
cumpla la Palabra: “Vete y no peques más”. De manera que quien
perdona la multitud del pecado al pecador labra su condenación tanto como el
mismo bruto que confía en salvarse haciendo del Perdón de Cristo una panacea
del crimen.
Acusar a Cristo de vender su Perdón es blasfemar contra Dios. Y
esto lo hace exclusivamente el Diablo y sus apóstoles.
Manipular la cuestión de las Indulgencias para Negar el Poder de Cristo
fue una Rebelión en toda regla contra el Señor del que decían que mientras
pronunciasen su Nombre podrían ser más malos que el mismo Satanás: porque
habiendo dado Dios su Palabra de que quien creyese en su Hijo Jesús pasa de la
Tierra al Cielo sin sufrir la criba del Juicio Final, manteniendo en los labios
Ese Nombre burlan a quien lleva ese Nombre y habiendo dicho su Padre eso : ¡su
Hijo no puede decir palabra contra ellos!
La Malignidad diabólica de la lógica de la Reforma se manifestó en su
clímax supremo en la Guerra de los Treinta años, pero no alcanzó su éxtasis
glorioso sino con la Segunda Guerra Mundial.
Las Indulgencias no miraron al Perdón de Cristo a los vivos. Y por tanto
que sus siervos perdonen los pecados, haciendo lo que es debido, es
independiente de que el pecador quiera satisfacer su delito haciendo del fruto
de su pecado una ofrenda a Cristo. Será Dios, en su Hijo, quien juzgue a todos,
siervos, hijos y pueblo. Ni el siervo puede dejar de administrar el Perdón, ni
el pueblo dejar de pedir esa Gracia. Quien quiera usarla para burlarse de Dios,
con Dios se enfrentará tras su Muerte. A ningún hombre le toca
juzgar a nuestros semejantes, cuanto menos juzgar a Cristo.
60. No considero sea malo
el que una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios. Pero
determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano,
sino diabólico.
La primera pregunta que unos se hace leyendo esta tesis, como las otras,
es la siguiente: ¿Pero quienes se creyeron que fueron ellos, los malamente
llamados Reformadores, para juzgar 16 siglos de lucha cristiana por superar la
ignorancia, salir de la barbarie y seguir haciendo el camino a la perfección de
quienes son conscientes de que han nacido para ser el Reflejo Vivo de la Imagen
del Hijo de Dios delante de todos los hombres?
Leyendo las obras de aquellos reformadores uno se queda maravillado
porque siendo lo contrario a la Imagen Viva de ese Hijo, como se ve por sus
guerras, sus odios sangrientos y sus condenas criminales contra quienes no
tuvieron su Lógica, aun siendo ellos lo contrario a aquel Jesús en el que el
Amor en la Defensa a la Verdad y la Paz, haciendo de la Palabra su única
Fuerza; aun siendo su antítesis, predicando el Odio, el Crimen, el Pecado, y
las Guerra de exterminio de sus enemigos, aun así exigieron ser llamados
DIVINOS, y ser tenidos por SANTOS.
Dice este hipócrita: No considero sea malo el que una persona
atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios.
¿Y quién se creía que era él para determinar delante de Dios lo que es
bueno y lo que es malo? ¿Tiene el Creador que ponerse de rodillas delante de su
Creación? Precisamente esto es lo que quiso hacer Satán. Y creyendo que jugando
con el Amor de Dios en tanto que Padre podría conseguirlo se conjuró ad eternum a rebelión abierta
contra su Espíritu. Lo vemos en el encuentro de Jesús con ese Satán. “Adórame
de rodillas y te daré todos los reinos del mundo”.
Es lo que hizo Enrique VIII, ponerse de rodillas delante de Satán y
aceptar de su mano el Imperio que Jesús rechazó. Porque sabemos que Su Imperio
se lo otorgó Dios a los Reyes Católicos. Ni a Inglaterra, ni a Francia ni a
Alemania. Estas tres naciones se rebelaron contra el Imperio de Dios en lucha
contra el Imperio que el Infierno levantó para destruir a Cristo en la Tierra
mientras la Reforma lo mataba en el Hombre.
Así que ¿quiénes fueron estos hipócritas que abominaron de sus padres y
vinieron a prohibirnos a todos tener a los nuestros en nuestras oraciones y
pensando en que todos hemos sido expuestos a la Ley de la Muerte : rogarle a
Dios por sus almas?
¿Quién son estos hipócritas para imponer su ley de abominación hacia sus
padres y blasfemar contra la Iglesia por determinar actos que sólo les competen
a los hijos de quienes tenemos a nuestros progenitores durmiendo a la espera
del Juicio de la Eternidad? ¿Acaso queremos ver a nuestros padres condenados al
Destierro de la Creación? Parece ser que estos hipócritas con el alma dura como
una roca salida de las entrañas del fuego de la tierra no permanecen en el amor
a sus padres, y abominando de quienes les dieron el ser una vez que los
entierran borran de sus corazones su existencia.
Corazones perversos forjados en las fraguas del Odio de la Reforma contra
Cristo y su Esposa no dudaron en invocar sobre ellos la Maldición de Dios sobre
quienes arrancan de su Libro parte o capítulo:
“Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este
libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas
escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta
profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que
están escritos en este libro”.
Estos hipócritas, hijos de bárbaros en guerra con la Civilización
Cristiana desde su mismo origen católico romano, para justificar su maldad
arrancaron del Libro de Dios partes y capítulos enteros, entre ellos el de los
Macabeos, sin el cual es imposible comprender los Prolegómenos finales de la
Prehistoria del Cristianismo, de un sitio, y de la Oración por los padres que
duermen, del otro. ¿No está escrito acaso? :
“Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Y también:
“NO he venido a abrogar la Ley”.
Pero estos hipócritas SÍ vinieron a abrogarla, y negando la Oración por
los padres que duermen negaron el Honor y la Honra debida a quienes nos
pusieron en el Camino de la vida eterna y por ellos pedimos a corazón abierto a
quien nos ama como Padre Nuestro que como Juez tenga Misericordia de los
pecados que expuestos todos a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal todos,
ellos y nosotros, cometemos.
Cada cual, por consiguiente, conoce a aquel que sirve, ¿y quién mejor
puede conocer a su padre que un hijo?
No fue siervo de Dios y menos un hijo quien escribió: Pero
determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano,
sino diabólico.
El siervo conoce a su Señor, y el hijo a su Padre. Si al Señor y Padre
lo acusaron de tener demonio y servir al diablo, ¡qué se podía esperar de los
siervos de Satanás!
Justo lo siguiente:
61. La Sagrada Escritura
nada sabe de ese carácter especial que finalmente se han apropiado los
sacerdotes.
Niega que Cristo sea Jesús. Y aun siendo Jesús Dios Verdadero de Dios
Verdadero, niega que Cristo, el Sumo Pontífice del Nuevo
Sacerdocio, Cabeza de la Iglesia de los Sacerdotes, de quien recibe
el sacerdote su Realidad; niega que este Sacerdocio tenga carácter especial
alguno.
Niega que la Sagrada Escritura hable de este Nuevo Templo, de este Nuevo
Sacerdocio.
¿Quién sino Satanás puede negar lo que el Espíritu Santo escribe en su
Carta a los Hebreos? ¿Quiénes sino apóstoles de Satanás pueden negar que
Cristo es la Cabeza de la Iglesia y que
siendo ÉL el Sumo Pontífice del Nuevo Templo su Cuerpo es un cuerpo de
sacerdotes a Su Imagen y Semejanza?
En esta Tesis no sólo se niega que Cristo sea Jesús, se niega que Jesús
sea el Cristo, el Sumo Pontífice Divino que Dios le ha dado a su Nuevo Templo,
y de cuyo Carácter Especial, “dice el ignorante”, recibe su Ser todo su Cuerpo.
La Sagrada Escritura está impregnada de la Venida de este
Cristo, del que en el Cielo como en la Tierra nadie, excepto los confidentes de
Dios, sabían quién sería. Ni el mismo Satán, ese que se presentaba delante de
Dios como quien anda por casa, lo sabía, de aquí que cuando se
encuentra con el Hijo de Eva no tiene ni idea de que está delante de Jesús, el
Hijo Primogénito de Dios, a quien él, Satán, conocía como el Rey de reyes y
Señor de señores del Imperio del Cielo en cuanto él mismo, Satán, fue príncipe
de ese Reino y tuvo por Rey de reyes a ese mismo Jesús. El Maligno no tenía ni
idea de quién era en verdad ´rse que le dijo “VADE
RETRO SATANÁS”.
El Cristo, que por la carne debía nacer de una hija de Eva, fue
Encarnado por el Todopoderoso Hijo Unigénito del Señor y Creador del Cosmos.
Antes de empezar el Duelo de la Venganza el homicida de Adán ya estaba muerto.
No lo sabía y se creía que se estaba enfrentando a un hombre nacido como otro
cualquiera. Y sin embargo la Ley era clara:
“De la sangre de un hijo de Dios, Dios reclamará Venganza de la mano de
otro hijo de Dios”.
He ahí el Misterio de la Encarnación.
Así pues, de haber sido elevado al Sumo Pontificado Universal Cristiano
un hombre nacido de la carne de otro hombre, el cuerpo sacerdotal católico no
hubiese podido participar del Carácter Sagrado de quien por el Amor de Dios a
su Creación vino a recibir como Nombre Nuevo : “Cristo”.
Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo para que por El
fuésemos salvados. Y tanto amó el Hijo a su Padre que tomó para sí ese Nuevo
Nombre, para que en su Sangre, la Sangre de Cristo, su Sangre, recibiese su
Cuerpo Sacerdotal el Carácter Sagrado del Poder de Perdonar los Pecados, el
Poder más grande que existe sobre la faz la Tierra, pues es el Poder de Dios de
atar en el Cielo lo que se ata en la Tierra, y desatar en el Cielo lo que se
desata en la Tierra.
Negando al Cuerpo de Cristo este Poder, la Reforma negó que Cristo fuese
Jesús, y que no siendo Jesús el Cristo: el poder de perdonar los pecados es
cosa de hombres, no de Dios. Por lo que la Confesión queda abolida como
Sacramento y la Gracia que viene del Perdón Divino es despreciada y blasfemada
como una Abominación.
Lo dicho, de tal señor tales siervos. Si el señor llamó al Esposo hijo
de Satanás, ¿qué no iban llamar a la Esposa los siervos de ese señor maligno?
Del Poder de Dios nadie se apropia. Dios los da a los que ama
para que manifestar su Amor a todas sus criaturas.
49. El mayor escándalo que
conozco es que se prohíba casarse a los clérigos y, en cambio, se les permita,
si abonan dinero, tener trato con rameras.
Condenar
por un hombre a toda su generación es creerse Dios Todopoderoso y Omnisciente. Querer
maldecir a toda una Civilización en crecimiento de despegue de la Barbarie más
profunda por una época de corrupción es
de Juez Inmisericorde, de Historiador sin humanidad.
Es por
tanto curioso que en la época del célebre Humanismo surgiesen la corriente más
deshumanizadora y deshumanizante conocida hasta entonces en la Civilización
Cristiana, que hizo del hombre la bestia más peligrosa, y en camino
de convertirse en la bestia más letal que conocerían los siglos por venir. No
menos curioso es que los líderes del Humanismo no se alzasen
para desenmascarar a tales maestros del Odio, del Crimen y de la
Guerra Santa.
En esta
Tesis este apóstol de la Reforma, siguiendo la doctrina de sus hermanos en
Satanás, niega una vez más a Cristo como Cabeza de la Iglesia,
niega que la Iglesia sea Creación de Dios.
Niega la
Doctrina del Espíritu Santo, desde San Pedro y San Pablo hasta San Agustín y
Santo Tomás.
Niega que
Cristo sea la Encarnación del Espíritu Santo, que vive en el Padre y en el
Hijo.
Y niega la
Creación a la Imagen y Semejanza de Dios. En este caso la Creación del
Sacerdocio Cristiano a la Imagen de Cristo Jesús, Sumo Pontífice, a cuya Imagen
y Semejanza es engendrado en el hombre el Sacerdocio Católico.
La Imagen
es el Modelo desde el que se engendra el Reflejo que le da vida al hombre.
Habiendo Dios dispuesto que el Modelo del Nuevo Sacerdocio fuese el Sacerdocio
de Cristo Jesús, la Virginidad de Cristo es parte del Carácter de su Cuerpo por
Dios engendrado para la Adoración de su Hijo delante de la Creación entera.
Pues la Adoración que el Hijo le entrega al Padre, en cuerpo y alma, es la
Adoración que su Esposa le ofrece a Dios en su Señor y Esposo.
El Rechazo
a la Virginidad del Sacerdote es el rechazo a la Omnisciencia, Todopoder y Sabiduría de
Dios Padre e Hijo que han dispuesto la
Creación Sobrenatural de este Cuerpo Santo en el que la Veracidad de
Dios en el Hijo y del Hijo en Dios queda establecida delante de toda la
Creación para que la Mentira no vuelva jamás a encontrar en su Reino tierra
fértil.
El
Sacerdocio Católico un Cuerpo Consagrado, Sobrenaturalmente engendrado en la
Concepción Virginal de Cristo, nacido para ser el Templo Vivo en el que la
Veracidad Divina del Hijo, cuya puesta en Duda niega la Veracidad del Padre,
esté presente por la Eternidad delante de todos los Pueblos de la
Creación.
La Iglesia
Sacerdotal Católica, a la Imagen y Semejanza de su Cabeza Sagrada, es el Templo
de la Veracidad Divina.
Negar
esta Sobrenaturaleza Sagrada
que hace del Sacerdote el Templo Vivo del Espíritu Santo, es negar el Poder de
Dios para engendrar este Cuerpo Sobrenatural que en alma y cuerpo le pertenece
a su Señor.
Lo demás,
que haya quienes se queman y es necesario dejarles que se casen, sin ser
excluidos del Pueblo de Dios pero sin participar de la Plenitud de Cristo, ya
fue dicho por el Espíritu Santo. Lo otro, que quienes se queman se declaren
Enemigos del Modelo Divino que le ha dado Dios al Cuerpo Sacerdotal de Cristo,
esto es una Abominación que no viene de Dios sino del Diablo.
Así que
quienes caen tentados por la Serpiente y quieren justificar su Debilidad
blasfemando del Nombre de la Esposa del Señor sepan que le declaran la Guerra a
la Creación de Dios, quien dispuso que el Sacerdote Cristiano tuviese en el
Sacerdocio de Cristo Jesús su Modelo Vivo.
Todo lo
que sea salirse de este Modelo no viene de Dios.
La
Ordenación Divina mira a la Eternidad, no queda disuelta una vez pasada la
Tierra. El Sacerdote en la Tierra permanece Sacerdote en el Cielo: Templo Vivo
del Espíritu Santo en el que se manifiesta la Veracidad de la Naturaleza Divina
de Jesucristo, Rey y Señor.
Efectivamente,
el que se abrase, que se case, pero no exija seguir participando de la Plenitud
de Cristo. Ahora bien, quien por Amor a Dios quiere seguir trabajando para la
Salvación de todos, tiene en el Señor un Rey que por siempre le amará como a
Ciudadano de su Reino.
Lo otro,
que unos siervos ofendan su Oficio, y sean escándalo para el pueblo, esto no le
quita nada a la Creación de Dios, y sólo a ellos se les debe imputar sus
delitos. Ningún cristiano puede ni debe sentir amenazada su Fe y la Fuerza de
su Esperanza en razón de una corrupción aislada, máxime cuando ya el Espíritu
Santo nos dijo que la Fe, aunque acrisolada, se corrompe. Esto hablando de
aquellos en quienes se corrompe, pues si fuera en todos no existiríamos ninguno
de nosotros.
Asistimos
en nuestro tiempo a la lucha entre esa corrupción y la santidad. Que la
Victoria sea del Señor, no lo debemos dudar. Quienes deben temblar son aquellos
que han usado el Oficio como Muralla tras las que esconder sus crímenes.
Así que si
malo es ofender a Cristo imitando a los peores hombres, peor es levantarse
contra Dios y rechazar a Cristo como Modelo del Sacerdocio Cristiano. Estos
tendrán y tendréis que responder delante Dios cuando seáis llamados a Juicio.
Quiera
Dios que os coja confesados, porque de la Unidad que rompisteis tendréis que
responder de las innumerables almas que escandalizadas por vuestras guerras y
crímenes fueron alejadas de la Puerta de la Vida Eterna.
SÉPTIMA PARTE
LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO
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